lunes, 4 de julio de 2011

El hábito de estudio en la adolescencia

Es en la adolescencia cuando interesa profundizar en el sentido del esfuerzo y del trabajo, transmitiendo ideales por los que valga la pena esforzarse.
 
 
Con la llegada de la pubertad, el adolescente se preguntará por primera vez qué significa para él el trabajo, y si sus estudios son realmente lo que deberían ser.

El ejemplo de los padres, junto con un mayor sentido de la libertad y la responsabilidad, han allanado el camino para llegar hasta aquí. Sin embargo, el ejemplo no es lo único.

El esfuerzo personal es insustituible. Debemos seguir exigiendo, aunque esa exigencia ahora deba ser razonada de distinta manera.

No puede tratarse el tema del estudio, o del abandono de éste, durante la adolescencia sin hablar ya del trabajo.

Ahora lo importante no son sólo los hábitos de estudio (la adquisición de la laboriosidad y la capacidad de esfuerzo debió comenzar mucho antes, alrededor de los siete años), sino la motivación y la actitud que se tenga ante el estudio:

La educación del adolescente se debe orientar al hacer-pensar, para que pueda hacer suyos los valores familiares que se le han transmitido.

Capacidad intelectual

Durante la adolescencia, los jóvenes tienen capacidad para un esfuerzo intelectual continuado, y aún para el extraordinario.

Sin embargo, buscan inmediatez en los resultados y les falta la planificación y el orden necesarios para desarrollar hábitos de estudio diario.

Utilizan insuficientemente las técnicas de trabajo intelectual y suelen poner su empeño en memorizar más que en comprender, buscando esforzarse menos.

Suelen estar poco interesados por cuestiones culturales y no ven su trabajo como servicio a la sociedad. Necesitan ayuda para planificar su trabajo y supervisión y estímulo constantes para conseguir el hábito de estudiar a diario.

Interesa fomentar las aficiones culturales, más centradas en el desarrollo de su inteligencia y de su sensibilidad (lecturas, hacer teatro, asistir a representaciones, charlar de estos temas, realizar revistas...).

Aparece la capacidad de ilusión, en virtud de la cual remontamos las dificultades. Es una ilusión distinta a los meros intereses concretos que tenían cuando eran niños.

Por eso, es en la adolescencia cuando interesa profundizar en el sentido del esfuerzo y del trabajo, transmitiendo ideales por los que valga la pena esforzarse.

Paciencia y exigencia

Los educadores -padres y profesores- deben vivir e inculcar en el adolescente la necesidad de la paciencia, ya que las cualidades se desarrollan poco a poco.

Hay que enseñarle a que tenga paciencia consigo mismo y con lo que le pasa, especialmente en los "malos ratos", con los que también se aprende y se madura.

No conviene fomentar su impaciencia exigiendo minucias o cosas accidentales, queriendo arreglarlo todo a la vez, o destacando sólo lo negativo.

La exigencia, para lo fundamental: estudio, generosidad, respeto a los padres, hermanos, profesores y compañeros, etc.
No olvidemos que no están en condiciones de dar mucho, ya que en esta etapa su rendimiento, en todo lo que suponga esfuerzo personal, disminuye.

2 comentarios:

  1. Muy bueno el blogg!! yo como Psicopedagoga, puedo señalar que abarca completamente las áreas con mayor prioridad , en relación a la educación y desarrollo de nuestros niños. Además de ser un apoyo informativo.

    Felicidades a la creadora !

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